DESDE EL CAMPO


Yo he pasado largas noches en la selva
junto al tronco perfumado del abeto,
escuchado los rumores del torrente
y los trémulos bramidos de los ciervos.

Yo he bogado en un madero por el río,
yo he corrido como un potro por los cerros
he plantado en el peñasco mi bandera
y he clavado los arpones en el lago.

Yo he cazado como mísera alimaña
en la gruta del peñasco gigantesco,
he sentido la grandeza de lo grande
y llorado la ruindad de lo pequeño.

Si es verdad que no lo encuentras aturdido
en la mágica ciudad por el estruendo,
que se venga a admirarlos en sus obras,
que se vengan a adorarlo en sus defectos.



Lo solemne dice menos que lo humilde,
el reposo dice más que el movimiento,
las palabras hablan menos que los ruidos
y los ruidos dicen menos que el silencio.

Oh Señor...

Oh Señor, tu que ves nuestros anhelos,
por buscarte en tus obras siempre inquieto.
te pedimos que nos lleves de la mano
a la paz de tu eterno campamento.